domingo , 1 diciembre 2024

LA GALERIA WINSDOR APORTARÁ EL ‘TROFEO’ DEL OPEN

Será una escultura de Ramón Carrera que a día de hoy está en proceso de ‘producción’windsor_para_open_bakio.jpg

Tras el acuerdo alcanzado entre Roberto Saenz de Gorbea (Director de Windsor) e Igor Del Busto la prestigiosa galería bilbaína se incorpora como patrocinador del Open Kiroleta.

El trofeo que se llevará el vencedor del Futures ATP será especial y único.

 

 el_cosmos.jpgEn la foto se puede apreciar la imagen sobre la que está trabajando el artista Ramón Carrera para realizar el trofeo del Open Kiroleta de Bakio.Todavía se desconoce si será en cobre o aluminio. Lo que si se sabe es que su tamaño será el de una pelota de tenis y que irá sobre una peana en la que se grabará en una placa el texto.

Ramón Carrera nace en Madrid el 26 de Enero de 1935 y reside en Bilbao desde 1942. Empieza a esculpir a la edad de 16 años, momento que decide dedicarse a la escultura. En 1956 se traslada a París, donde colabora en el taller de la escultora argentina Alicia Peñalba durante tres meses, tras los cuales trabaja en diversos oficios, hasta que se traslada a Londres, donde tiene que simultanear la realización de su obra plástica con el modelado de maniquíes para escaparates. Vuelve a Bilbao el año 1964 y se encierra en el trabajo solitario y personal del taller. En 1966 participa en la creación del grupo EMEN de la escuela vasca. Después de este suceso vendrán exposiciones colectivas e individuales, como los Encuentros de Pamplona o su primera exposición en solitario en la Galería Mikeldi de Bilbao. Su última exposición individual la realizaría en Windsor Kulturgintza en 1.981. De 1981 a 1985 ha sido profesor de escultura de la Facultad de Bellas Artes de Bilbao, llegando a realizar un importante número de exposiciones individuales, como la retrospectiva que le dedica el Aula de Cultura de la Caja de Ahorros Municipal de Bilbao.

Su pasión por la escultura y el interés por las características que definen al pueblo vasco y a sus manifestaciones plásticas hace que desarrolle un lenguaje escultórico en el que se pueda expresar dicho sentir. A través de una serie de incesantes búsquedas se encamina hacia la interpretación del entorno y la simbología de las formas que se entronca en las primeras manifestaciones plásticas de la modernidad vasca (Oteiza y Chillida, entre otros), utilizando un modo de hacer distinto y su propia expresividad. Le interesa mostrar al espectador esas férreas raíces que hacen del País Vasco y más concretamente de Vizcaya una zona cuya tradición e historia ha estado siempre unida al hierro, material a partir del que ha ido modelando su identidad. Carrera plantea una obra cuyos valores históricos y cuyas propuestas investigatorias no dejan duda alguna acerca de la claridad y rotundidad de su mensaje en un lenguaje estético personal.

La obra de Carrera, puede dividirse en 4 tipos de producción:

Escultura rural, en la que a partir de utensilios agrícolas crea una abstracción por acumulación de planos hasta formar un sólido abierto que atrapa el entorno modificándolo. Es un trabajo que tiene reminiscencia de alguna herramienta fabulosa, y se nos presenta como intermediario entre la Vizcaya rural y minera.

Escultura industrial, en la que el artista hace referencia a lo fabril. De nuevo acumula planos o realiza una descomposición geométrica de un objeto simple. Es un trabajo de desgajamiento y movilidad de las formas mediante los sistemas de rotación y traslación sobre uno o varios ejes, lo que permite cierres y aperturas hasta disponer una obra que tiene una gran cantidad de posiciones.

Escultura monumental, de pequeña producción y presente en obras públicas como la pieza exenta instalada delante del Polideportivo de Barakaldo o el gran relieve del Polideportivo de Fadura, en ambos casos vinculando la materia con herramientas deportivas.

Y Escultura vaciada, donde Carrera produce una serie de obras en las que el espacio queda alojado en el interior. Ahora la pieza se produce mediante el vaciado de volúmenes ortogonales como un cubo o un prisma recto, mediante una especie de canales que, corrosivamente, descomponen la pieza por dentro, como vaciándola por oxidación, creándose un rico contraste entre lo geométrico y lo orgánico, el orden exterior y el caos interior, lo "manufacturado" y lo "natural", cuyos diálogos provocan un complejo juego de luces, sombras y superficies que absorben y que reflejan la luz.

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